Arqueología Centrosur de Cuba

Se ha escogido la región centro-sur de Cuba como área con la cual estarán vinculados los trabajos, artículos, comentarios o noticias de interés científico; porque hasta hace unos veinte años atrás era la región menos conocida de la isla desde el punto de vista arqueológico.

lunes, enero 29, 2007

EL ARCAICO DE CUBA (continuación)

Organización del trabajo y de la comunidad. Aspectos de su vida y cultura espiritual.

*Extraído de "Los aborígenes en Cabaiguán", de los autores Orlando Álvarez de la Paz y Santiago F. Silva García, editorial Luminari (2005), Sancti-Spiritus [Cuba].

escena arcaicos
(ilustración: J. Martínez).

Orlando Álvarez de la Paz (1)
Santiago F. Silva García (2)

(1) Ingeniero en Sanidad Vegetal
Arqueólogo aficionado

(2) Licenciado en Física y Astronomía
Arqueólogo aficionado


El primer estadío de la comunidad gentilicia primitiva (Economía de Apropiación) -a la que pertenecen las comunidades arcaicas- está caracterizado por el escaso desarrollo de las fuerzas productivas y por la ausencia de toda forma de propiedad sobre los medios de protección [...] en la cual todos los bienes de la naturaleza (el agua, la tierra, las plantas y los animales) eran patrimonio colectivo de los habitantes de un determinado sitio de asentamiento humano (1).

Ya en 1985, Ernesto Tabío y Estrella Rey se pronuncian en este sentido, al expresar:

[...] La propiedad y el trabajo eran colectivos; así como también la distribución del producto para el consumo. El nivel de desarrollo de las fuerzas productivas exigía un sistema cooperativo simple, si bien el cierto grado de especialización de los instrumentos debió implicar también una diferenciación de las tareas, aunque sin división social del trabajo (2).

No obstante continuar ahora particularizando sobre este tema sólo conduciría a meras especulaciones teóricas.

Con relación a otros aspectos de su vida y cultura espiritual, existen muchas limitaciones en el estudio de la superestructura de estas comunidades, pero puede interpretarse que debe haber sido sencilla, si se tiene en cuenta que las relaciones de producción son sumamente simples.

Algunas de las evidencias colectadas en asentamientos del territorio de Cabaiguán constituyen lo que pudiera denominarse elementos superestructurales, o sea, son objetos que posibilitan establecer ciertos criterios acerca de la superestructura de esos grupos. Entre los referidos elementos pueden citarse: esferas líticas o esferolitas, pendientes de concha, cuentas de vértebras de pescado y material tintóreo.

esfera litica
Foto 1.- Esfera lítica. Se le considera
una ofrenda funeraria.

Las esferas líticas o esferolitas son bolas de piedra cuya esfericidad es inobjetable. Estos artefactos aparecen a todo lo largo del país. Manuel Rivero de la Calle, en 1966, añade sobre estas esferas lo siguiente:
[...] Se las ha encontrado in situ asociadas a los cráneos, en los entierros, conjuntamente con piedras de hierro formando parte de algún rito funerario (3).

Fernando Ortiz le atribuye a las esferolitas un significado de "piedras de uso mágico para ritos agrosexuales, probablemente de emblemismo meteórico, astronómico y necrolático (4).

Los artefactos de este tipo recolectados en Cabaiguán proceden de los asentamientos de Neiva, Las Damas I y La Redonda I y no aparecen asociados a enterramientos. Como elementos aislados han aparecido también en las localidades de Santa lucía, La Fragua y La Campana.

Otro de los objetivos a los que se hace alusión son los pendientes de concha: artefactos de uso corporal que son poco comunes en los ajuares de estas comunidades arcaicas. Hasta el presente se ha detectado la presencia de un pendiente de concha en el asentamiento La Aurora, confeccionado a partir de un pequeño caracol del género Conus; al cual se le ha practicado un orificio bicónico en su extremo basal, además de cuentas de vértebras de sábalo (Tarpon atlanticus) de diferentes tamaños, que aparecen perforadas por el centro para enhebrarlas o ensartarlas a manera de collar.

cuentasycolganteauro
Foto 2.- Cuentas de vértebras de
pescados y pendiente de concha.

Por último. el material tintóreo -constituido por fragmentos de minerales- fundamentalmente de óxidos de hierro y manganeso, son evidencias que se presentan como una regularidad para todos los asentamientos del territorio, en algunos casos con relativa abundancia.

Hay referencias de que tres tipos de materiales tintóreos son indistintamente empleados por los aborígenes, no sólo en esta etapa. Es el caso de la hematita (óxido de hierro), la piroluxita (óxido de manganeso) y la limonita. Ellos poseen coloraciones ocre rojo, negro y ocre amarillo, respectivamente.

Según Felipe Pichardo Moya, "es lógico suponer que anduviesen generalmente desnudos, utilizando la pintura mineral como adorno más o menos simbólico en ocasiones guerreras y ceremoniales y como protección contra las picadas de mosquitos y jejenes (5).

Ernesto Tabío y Estrella Rey opinan que "no debemos olvidar -al estudiar el uso de las sustancias tintóreas- que muchas comunidades primitivas las utilizaban mezcladas con grasa animal o vegetal, para liberarse de las picaduras de los insectos" (6).

Debe tenerse en cuenta la procedencia costera de estos grupos arcaicos, zona donde los insectos suelen ser abundantes; además, los emplazamientos tierra adentro se establecen muy cercanos a ríos y arroyos, lugar apropiado para las plagas, que deben también haber coexistido, pero de manera más restringida.

Es evidente en los asentamientos del territorio de Cabaiguán la presencia de la hematita como material tintóreo. Algunos fragmentos muestran huellas de abrasión o fricción, lo cual denota que esa constituye una de las formas de obtención del colorante; aunque la trituración del material, al parecer, es la más frecuente.

IMG0055
Foto 3.- Fragmento de hematita con
huellas de fricción. Comparación de su
tamaño con el de un centavo.

En la cueva habitacional-funeraria de La Tinaja, "algunas vértebras y fragmentos de huesos humanos largos muestran residuos de colorantes rojos (hematita); lo cual hace pensar en la existencia de determinadas prácticas funerario-religiosas, atribuyéndole al entierro un caracter secundario. "El estado de conservación del material y lo alterado del lugar no han permitido definir otros datos referentes a la posición original de enterramiento, sexo, altura, ni edad" (7).

Re-exposure of DSCN0129
Foto 4.- Huesos humanos pintados
y otras evidencias (cueva La Tinaja).

No existe algún nuevo elemento evidente, hasta el momento, que contribuya a esclarecer más acerca de otros aspectos de la vida de estos grupos y su cultura espiritual, a no ser los hallazgos de artefactos en diferentes localidades del país y que aquí están ausentes, como serían por ejemplo las dagas y los discos líticos. Por otra parte, no se han localizado nuevos enterramientos que posibiliten hablar con mayor profundidad de las costumbres funerarias; las que no debieron diferir de los restantes grupos de nuestro archipiélago.

De manera general, puede asegurarse que existió un verdadero culto a los muertos y que además, "se encontraban en un período animista y mágico, porque hasta el momento ninguna evidencia arqueológica nos ha demostrado la presencia de dioses entre ellos" (8).


REFERENCIAS

(1) Jorge Potrony García: La familia humana. Del mito a la realidad, p. 1.

(2) José Manuel Guarch Delmonte: Estructura para las comunidades aborígenes en Cuba, p. 7.

(3) Ernesto E. Tabío y Estrella Rey: Prehistoria de Cuba, p. 83.

(4) Manuel Rivero de la Calle: Las culturas aborígenes de Cuba, p. 84.

(5) Fernando Ortiz: Las cuatro culturas indias de Cuba, p. 138.

(6) Felipe Pichardo Moya: Caverna, costa y meseta, p. 66.

(7) Santiago Silva García y colaboradores: Sitio cueva de La Tinaja, Loma de Gabino, Guayos, p. 16.

(8) Ernesto E. Tabío y Estrella Rey: Prehistoria de Cuba, p. 85.


Cpopyright: Orlando Álvarez de la Paz

Santiago F. Silva García

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Spain License.


email:aguilasdeanaga@gmail.com


tag: [arqueologia centro sur de Cuba]



Etiquetas: , , ,

lunes, enero 15, 2007

EL ARCAICO DE CUBA (continuación...)

Extraído de "Los aborígenes en Cabaiguán", de los autores Orlando Álvarez de la Paz y Santiago F. Silva García, editorial Luminaria (2005), Sancti-Spiritus (Cuba).


Orlando Álvarez de la Paz (1)
Santiago F. Silva García (2)

(1) Ingeniero en Sanidad Vegetal
Arqueólogo aficionado
(2) Licenciado en Física y Astronomía
Arqueólogo aficionado


UBICACIÓN EN TIEMPO Y ESPACIO. DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL.-

Llegada de los aborígenes
Ilustración J. Martínez

Los testimonios materiales dejados por el arcaico de Cuba se manifiestan en numerosos sitios distribuidos por toda la Isla, pero agrupados algunos de ellos, a lo largo de la costa sur de Camagüey; así como en las áreas contiguas a la desembocadura del río Cauto, en la provincia Granma. Es por ello que puede deducirse, que los sitios de habitación de esta cultura se localizan -fundamentalmente- en las proximidades de la costa o lugares cenagosos.

Al valorar la situación geográfica del municipio Cabaiguán, cualquiera podría percatarse de que estas condiciones de hábitat no las posee dicho territorio, sin embargo, existen evidencias que demuestran el establecimiento de un buen número de asentamientos del arcaico y dada la ubicación distante de la costa, dichos emplazamientos son considerados de tierra adentro. Así, por ejemplo, el asentamiento La Aurora -el más próximo a la costa sur- se halla a más de 45 kilómetros, mientras que el asentamiento de Victoria está ubicado en los límites del municipio Placetas y dista más de 70 kilómetros de la referida costa.

sitios del arcaico
Lámina 1.- Localidades arcaicas del
territorio de Cabaiguán.

Las áreas de habitación de estos grupos en el territorio se encuentran -preferentemente- al aire libre, en sitios despejados muy próximos a las márgenes de sus principales ríos y arroyos; pero por lo regular, en lugares hasta donde las aguas no pueden ascender durante los períodos de lluvia. Sólo dos asentamientos se ubican en abrigo rocosos: Cayajaca II, Los Morros y La Tinaja (este último en cueva). Los dos primeros poseen particularidades en los útiles de trabajo, que los asemejan a algunos asentamientos de la zona montañosa de Fomento y Banao, respectivamente.

asentamiento aborigen
Foto 1.- Un asentamiento en las
proximidades del río zaza.

Si se analiza la magnitud de los sitios, puede presumirse que los asentamientos de los grupos del arcaico de Cuba -establecidos en el territorio de Cabaiguán- están compuestos por un reducido número de individuos, tienden a la unión conceptuada por lazos consanguíneos y presentan una base económica poco estable. Hasta el presente no resulta posible ofrecer una cronología absoluta para algunos de estos asentamientos, pero sí se puede inferir la existencia de varios emplazamientos pertenecientes al arcaico, con posterioridad a la llegada de los españoles, fenómeno que se produce en las zonas de Las Damas I y Victoria, ambos en las proximidades del río Zaza; lo cual será motivo de análisis oportunamente.

Pedro Pablo Godo y Santiago Silva, haciendo alusión a la localización de los asentamientos, plantean lo siguiente:

[...] Los residuarios de Cabaiguán están marcados por la mediterraneidad [tierra adentro]. No obstante, la ubicación de los asentamientos expresa la infraestructura de comunicaciones fluviales a través de los ríos Zaza, Tuinucú, Calabazas y arroyos de aceptable caudal, como el Seibacoa y el Cayajaca (1).
Atendiendo a ello, Silva señala:
[...] un modelo subsistencial -ejecutado por las comunidades arcaicas en el territorio- debería estar dado por la explotación rotativa de las mismas fuentes de recursos naturales, por una misma comunidad, con períodos de abandono motivados por el empobrecimiento de aquellos más sensibles al impacto humano. Se sustenta pues, para las comunidades objeto de estudio, la existencia de migraciones estacionales en función de la dinámica en tiempo y espacio de los recursos animales y vegetales, con concentración y dispersión de los componentes del grupo; así como las migraciones de magnitud supranual, con retorno a lugares ya explotados anteriormente, cuestión ésta particularmente vinculadas a los limitados marcos de la geografía insular del área (2).

En cuanto a la economía de estos grupos culturales, dentro del territorio, se advierten dos vertientes: la economía mediterránea y la economía marítimo-mediterránea. La primera, generalizada para casi todos los asentamientos y la segunda, una especificidad que sólo se ha dado, hasta el momento, en el sitio La Aurora.

evidencias arqueológicas
Foto 2.- Evidencias
arqueológicas in situ,
sitio La Aurora.

El asiento La Aurora ofrece -según Godo y Silva- los elementos para evaluarlo con una economía dual marítima-terrestre; ya sea para sus actividades subsistenciales, como para el plano de su complejo de artefactos (3).

Un balance de los restos alimenticios de La Aurora muestra la abundancia de moluscos marinos; entre los que figuran los grandes gasterópodos: Strombus costatus, Cassis madagascariensis, Cassis tuberosa L. y Melongena melongena L. Entre los pelecípodos está representado el Phacoides pectinatus Gmelin. Por otro lado, la presencia del cangrejo azul (Cardisoma guanhumi Latreille) entre los crustáceos; cuyo hábitat es terrestre-litoral y de peces con hábitos nériticos, tales como el sábalo (Tarpon atlanticus), la cubera (lutianus cyanopterus [Cuvier], la picuda (Barracuda sp.) y de grandes quelonios, demuestra la existencia de una fuerte actividad marina en los inicios de la ocupación del área.

La actividad fluvial de esta comunidad se denota por la presencia en su dieta de la Pomacea paludosa Say, gasterópodo relativamente abundante en nuestros ríos y lagunas; así como jicoteas del género Pseudemys y algunos peces como la biajaca (Cichlasoma tetracantha [Cuvier]); que debería estar incluida en su alimentación, como sucede en otros grupos arcaicos, aunque sus restos óseos -hasta el momento- no han sido localizados en el arcaico de Cabaiguán.

Las actividades terrestres se justifican por la acumulación de restos óseos de especies de jutías pertenecientes a los géneros Capromys, Geocapromys y Boromys; estos dos últimos extinguidos en la actualidad. Es muy probable que el majá (Epícrates angulifer Bibron) constituya otro elemento a tener en cuenta dentro de la referida actividad.

De manera general, se resume, que al inicio de la ocupación del sitio La Aurora, las actividades económicas principales se centran en la caza menor, la pesca, la captura, la recolección animal y la recolección vegetal; que luego se incrementa grandemente, con la subsiguiente disminución de las actividades marinas.

Tres industrias alcanzan un eminente desarrollo en esa comunidad:
a)-Industria de la concha
b)-Industria de la piedra tallada
c)-Industria de la piedra en volumen

La industria de la concha está integrada por conocidos artefactos elaborados a partir de la concha de moluscos marinos de los géneros Strombus y Cassis, entre los que resaltan: platos, vasijas, raspadores, diversos tipos de martillos y puntas; así como gubias y enseres polifuncionales, a los que se les han estimado determinadas funciones como: raspar, triturar, perforar, contener, etc.

En la industria de piedra tallada -como se ha señalado en capítulos anteriores- se ha observado la técnica de talla que consiste en la obtención de lascas, las que a su vez se convierten en núcleos potenciales para la extracción de nuevas lascas (4). Ello presupone la utilización de una técnica similar a la llamada técnica Máximo (pero para la consecución de preformas de herramientas de medianas dimensiones en lugar de microlíticas), descubierta en la Florida, Estados Unidos de américa, por el investigador Knight, en el año 1976, "al estudiar artefactos de piedra tallada de pequeñas dimensiones (microlitos) del sitio arqueológico Máximo Point" (5).
Entre las herramientas de La Aurora se destacan muescas y denticulados en lascas -cuyos retoques invaden casi la totalidad de la cara ventral- raederas, lascas con retoque inverso y piezas esquirladas; casi todas ellas para intervenir en el proceso productivo en actividades como la elaboración de medios de trabajo y la preparación de alimentos, fundamentalmente.

El desarrollo de la industria de la piedra en volumen, se percibe con el incremento de la actividad recolectora vegetal del grupo, durante el enfrentamiento con la ecología de tierra adentro, lo que condiciona paulatinamente el incremento del número de artefactos destinados para dicha actividad.Los artefactos de esta industria hacen inferir tentativamente, la posible utlización de algunas plantas silvestres, que luego cultivarían para obtener sus granos, semillas y raíces suficientes como para establecer un sedentarismo estacional más acentuado (6).

majador y piedra moledera
Foto 3.- Laja moledera y majador,
sitio La Aurora.


Por lo anteriormente señalado, esta industria debe haber jugado un papel fundamental en el desempeño de las principales actividades económicas, pues se observa una arraigada tradición tecnológica en la utilización y elaboración de los útiles; así como se advierte un intensivo acarreo de cantos y guijarros -fuente de materia prima y materiales que posibilitan el mantenimiento de esa industria- sin visibles huellas de uso, que en cantidades significativas se han recolectado in situ, durante los trabajos de campo.

Por otro lado, el ajuar presenta grandes semejanzas morfométricas con la del sitio Banwari-Trace, al sur de la isla de Trinidad.

Si partimos del criterio de un proceso de hibridación entre grupos con tradiciones Banwaroides y Manicuaroides, podemos explicar -en parte- porqué otros grupos de la localidad de Cabaiguán no alcanzan igual esplendor en la industria de la piedra en volumen, cuando dichas colectividades se desarrollan en iguales condiciones ecológicas del medio, que las observadas en la Aurora. Su carácter híbrido permite suponer que nos encontramos en presencia de un poblamiento tardío, que alcanza a conocer a grupos neolíticos de economía productora -si tomamos en cuenta la aparición en éste de elementos transculturales vinculados con el neolítico y su estrecha relación con el asentamiento La Luisa, localizado a 6 km- donde la existencia de ajuares propios del neolítico y de cerámica, hasta el momento atribuida al protoagrícola, es mucho más palpable.

Ello explicaría el grado alcanzado por la industria típica del medio mediterráneo, especializada en la trituración y maceración, que pudo ser utilizada para el desarrollo de una actividad productora, independiente de la observada para los grupos agroceramistas de Cuba; tal y como parecen demostrarlo las características de este complejo herramental, cuya magnitud no se justifica para economías básicamente recolectoras (7).

Exceptuando La Aurora y La Redonda I, los restantes asentamientos de la cultura arcaica no presentan residuos alimenticios que permitan establecer acertadamente las actividades subsistenciales; no obstante, se presupone por sus industrias que no deben diferenciarse de las del resto del territorio nacional correspondientes a este mismo patrón cultural.

Con excepción de la actividad marina, el resto de las actividades -tanto fluviales como terrestres- deben haberse desarrollado con cierta similitud a las de La Aurora; aunque sin llegar a intensificarse a tal grado la actividad recolectora vegetal, factor que en estos grupos se particulariza por el reducido número de artefactos para procesar granos y semillas; por lo que la prioridad es otorgada a la caza menor, donde se requiere mayor movilidad para permitir la regeneración del medio.

En cuanto a las industrias, sólo la de la piedra tallada es significativa y a la vez interesante; ya que la piedra en volumen es poco representativa y la de la concha está ausente en este período ocupacional de los asentamientos del territorio de Cabaiguán.

De manera reveladora, Pedro Pablo Godo, Guillermo Baena, Santiago Silva, Orlando Álvarez y Leonardo Rojas; refiriéndose a lo que se ha venido exponiendo, resumen:
[...]La orientación hacia una economía de tierra adentro se ejemplifica también en el instrumental destinado a la caza menor y a las actividades afines -puntas, láminas retocadas, láminas-cuchillos con borde dorsal, raspadores y otros-; así como en la producción maderera; por lo que quizás el carácter de la actividad económica condicionó ciertos ajustes en el complejo artefactual. Por supuesto, al plantear aquí posibles variantes tecnotipológicas, tenemos en cuenta que estas industrias mesolíticas no se han estudiado a profundidad y hoy resulta difícil establecer sus generalidades y sus variantes regionales (8).

La ubicación en tiempo y espacio y el desarrollo económico y social del arcaico de Cabaiguán se sucede de la misma manera que para otras localidades arqueológicas del país, con las particularidades propias del medio ambiente mediterráneo en que se desarrollan sus actividades económicas. En sentido general, las evidencias materiales de la piedra tallada y en volumen son los únicos registros arqueológicos que aparecen en la totalidad de los asentamientos. Por el contrario, la industria de la concha caracteriza a un sitio en particular. De la misma forma, los restos de la dieta de estas comunidades sólo se recolectan en dos de los sitios de habitación aborígen del territorio.



REFERENCIAS

(1) Pedro Pablo Godo y Santiago Silva García: Generalidades económicas y culturales de la región arqueológica de Cabaiguán, provincia Sancti-Spiritus, Cuba, pp 1-2.

(2) Enrique Alonso: Contribución al estudio de aspectos económicos de la sociedad preagroalfarera, pp. 44-45.

(3) Pedro Pablo Godo y Santiago Silva García: Generalidades económicas y culturales de la región arqueológica de Cabaiguán, provincia Sancti-Spiritus, Cuba, p. 7.

(4) Santiago Silva García, Orlando Álvarez de la Paz y otros: Las culturas aborígenes del municipio Cabaiguán, provincia Sancti-Spiritus, Cuba, p. 31.

(5) Jorge Febles Dueñas: Manual para el estudio de la piedra tallada de los aborígenes de Cuba, p. 60.

(6) Santiago Silva García, Orlando Álvarez de la Paz y otros: Las culturas aborígenes de l municipio Cabaiguán, provincia Sancti-Spiritus, Cuba, p. 42.

(7) Orlando Álvarez de la Paz, Leonardo Rojas Pérez y Santiago Silva García: Tecnotipología y funcionalidad estimada. Consideraciones sobre la industria de la piedra en volumen del Mesolítico Medio de La Aurora en la provincia Sancti-Spiritus, Cuba, p. 29.

(8) Pedro Pablo Godo y otros: Estudio arqueológico del sitio Seibacoa I, Cabaiguán, provincia Sancti-Spiritus, Cuba, pp. 21-22.

Copyright: Orlando Álvarez de la Paz
Santiago F. Silva García

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.


email: aguilasdeanaga@gmail.com

tag: [arqueologia centro sur de Cuba]

Etiquetas: , , ,

lunes, enero 01, 2007

EL ARCAICO DE CUBA

*Extraido de "Los aborígenes en Cabaiguán", de los autores Orlando Álvarez de la Paz y Santiago F. Silva García, editorial Luminaria (2005), Sancti-Spiritus (Cuba).


DENOMINACIONES APLICADAS .- SITIOS DE HABITACIÓN.

Al abordar las primeras referencias históricas relacionadas con el aborigen arcaico cubano, Felipe Pichardo Moya, señala:
[...] Podemos llamar siboneyes a estos constructores de esferas líticas y gladiolitos, porque según Fray Bartolomé de las Casas, así se llamaban unos indios que vivían en Cuba y eran iguales a los de los Jardines de la Reina y del Rey -en cuya vecindad abundan hoy los caneyes y los implementos antes referidos-, que los españoles encontraron sometidos a la servidumbre por otros venidos de La Española, los cuales se habían apoderado de Cuba y eran sus generales pobladores en tiempo de la colonización (1).

Mark Harrington designa como "Ciboney" al antiguo poblador de nuestra isla que presenta menor grado de desarrollo social. Asimismo, Fernando Ortiz, en su obra Las cuatro culturas indias de Cuba, lo denomina "Cayo Redondo" o "Guanajatabeyes". En 1951 Irving Rouse emplea entonces el término "Ciboney Cayo Redondo".

En la misma fecha, René Herrera Fritot, por acuerdo tomado en la Mesa Redonda de Arqueólogos del Caribe -efectuada en Ciudad de La Habana- utiliza la designación "Complejo II". Pichardo Moya retoma el vocablo "Ciboney" al nombrar a esa cultura. En 1966 Ernesto Tabío y Estrella Rey la denominan "Ciboney Cayo Redondo". No obstante a todas estas denominaciones, en la IV Jornada Nacional de Arqueología, celebrada en Trinidad, provincia de Sancti-Spiritus, Ernesto Tabío expone su proyecto para una nueva periodización cultural de la prehistoria de Cuba; por lo que a partir de ese momento se emplea la designación "Preagroalfarero Tardío", en sustitución de la anterior (2).

Más adelante, en 1986, Guarch -refiriéndose al arcaico de Cuba- denomina a los aborígenes "pescadores-recolectores" y plantea que todos esos cambios progresivos y regresivos experimentados en la denominación dada al arcaico de Cuba, se deben "a que han sido elaborados con diversos conceptos, criterios y grados de conocimientos" (3).

De esas colectividades humanas se han localizado cuarenta y siete yacimientos arqueológicos en el territorio de Cabaiguán. En la mayoría de los asentamientos se han recogido evidencias que se corresponden con las industrias de la piedra tallada y en volumen.

El hallazgo de ajuares vinculados con la industria de la concha y con los restos de dieta -además de las correspondientes industrias de la piedra tallada y en volumen- es una particularidad que se aprecia en dos de los sitios localizados: La Aurora y La Redonda I.

Entre los sitios de habitación del arcaico en Cabaiguán se encuentran: Las Damas I, La Aurora, El Crisol, Seibacoa I, Seibacoa II, El Tejar, La Larga I, Los Morros, Cruz de Neiva, Cayajaca I, Guayos, Neiva, Cayajaca II, Victoria, La Yamagua, El guajén, El Bombino, La Campana, Cayajaca III, La Pachanga, La Lima, San José, Vega del Paso, El Bajío I, El Bajío II, El Bajío III, Tres Palmas II y III, Tres Palmas IV, La Impedimenta, La Pelá I, La Pelá II, La Pelá III, La Pelá IV, La Pelá V, La Pelá VI y VII, Pueblo Nuevo, La Larga II, La Redonda I, La Redonda II, La Tinaja, El Saltadero Iy II, El Estabulado y La Zarosa..

Atendiendo a las características de las tecnologías y tipologías de los conjuntos de herramientas, los yacimientos arqueológicos de Cabaiguán pueden ser divididos en tres variantes fundamentales:
La Variante I.- Se destaca por una industria de la piedra tallada compuesta por herramientas en lascas y una industria laminar tipológicamente bien desarrollada; donde son apreciables elementos tecnológicos y tipológicos del protoarcaico. En los yacimientos de esta variante los tipos de herramientas de la industria de piedra en volumen se manifiestan de manera pobre y la industria queda entonces conformada, fundamentalmente, por cantos rodados, por algunos majadores y también por un bajo índice de frecuencia de las lajas molederas.

iptalladadamas 5
Foto 1.- Herramientas
en guijarros (choping tool),
Las Damas.

La industria de piedra tallada en volúmenes pulidos está representada por un sólo elemento: las esferas líticas, que aparecen con poca frecuencia. Por otro lado, la industria de la concha y los restos de la dieta están ausentes en los registros arqueológicos de estos sitios.

La Variante II.- Incluye los asentamientos donde la piedra tallada es principalmente de lascas, con escasa o ninguna representación de las herramientas y preformas laminares. Para estos grupos los elementos de la piedra en volumen se recolectan en menor magnitud y los elementos de la industria de la concha y los restos de dieta muestran el mismo comportamiento de la variante anterior, o sea, también están ausentes.

La Variante III.- Al parecer más tardía, desarrolla una industria de piedra tallada cuantitativamente numerosa, integrada por ejemplares confeccionados en lascas y donde las preformas y herramientas laminares son poco frecuentes. En estas colectividades las industrias de la piedra en volumen y de la concha alcanzan el mayor desarrollo tecnológico y tipológico que se observa para la región de Cabaiguán. Los restos de la dieta de estas colectividades humanas son abundantes y variados.

iptalladaaurora 3
Foto 2.- Muescas clactonienses,
La Aurora.

ipvoluaurora
Foto 3.-Artefactos de
piedra en volumen, La
Aurora.

concha 13
Foto 4.- Artefactos de
concha, La Aurora.

Dentro de la Variante I, señalada con anterioridad, pueden mencionarse como sitios tipo: Seibacoa I, Las Damas I y El Crisol.
En Seibacoa I, a pesar de las diferencias cuantitativas entre las herramientas en lascas y las herramientas en láminas, es notable la mayor representatividad de géneros y tipos en los útiles laminares. Igual comportamiento encontramos en Las Damas I, en lo que se refiere a la presencia de casi la totalidad de los géneros y tipos de herramientas laminares de la Lista Tipológica para la Industria de Piedra Tallada de los Aborígenes de Cuba, propuesta por Jorge Febles (1988). Este mismo fenómeno se repite para el sitio El Crisol.

Es de destacar, que los grupos humanos que habitan en estos sitios preparan considerablemente los planos de golpeo de los núcleos; por lo que ejercen un eficaz control de las modificaciones y disposiciones de los mismos. En los núcleos se aprecian cambios de orientación de la talla; así como núcleos para la obtención de lascas y láminas, núcleos globulares, núcleos con las planos de golpeo opuestos, entre otros.

Entre las herramientas en núcleo se destacan los tajadores simples y los tajadores complejos, piezas que se vinculan a tradiciones protoarcaicas muy antiguas.

La industria de piedra en volumen en Seibacoa I se clasifica en la categoría de guijarros utilizados, que son materiales obtenidos de los areneros y lechos de los ríos, los cuales sin elaboración previa son puestos en función del objeto de trabajo. Se ha podido determinar que los guijarros se emplean para varias funciones -con tipos diferenciados de artefactos- pero sin el carácter de una verdadera industria.
En relación con El Crisol, los percutores presentan pocas huellas de trabajo en su superficie y el número de ejemplares hallados es reducido. Sin embargo, en Las Damas I la piedra en volumen está compuesta por majadores y percutores, elaborados apartir del empleo de guijarros naturales sin previa transformación. En ellos la superficie de trabajo presenta un alto grado de utilización.

El hallazgo de una esfera lítica en el área de asentamiento de Las Damas I, permite afirmar la presencia de la industria de la piedra tallada en volúmenes pulidos; la cual está pobremente representada es este nivel de las fuerzas productivas.

En la Variante II pueden señalarse como sitios tipo: Vega del Paso y La Larga I. Para estos yacimientos, la piedra tallada está integrada por lascas con talones sencillos y corticales, donde las herramientas denticuladas y las muescas constituyen un elemento significativo del ajuar, como es el caso particular de La Larga I, donde además son numerosos los retoques ventrales y dorsales.

Para Vega del Paso, las lascas suelen ser irregulares y gruesas y en ellas se denota la técnica del control de fracturas en lascas.. Dentro de sus herramientas figuran -entre otras- láminas retocadas, raspadores en lascas gruesas, raspadores microlíticos, lascas con muescas y lascas con retoque inverso. Además, se observan cambios de orientación en los planos de golpeo de los núcleos, así como núcleos microlíticos de lascas, núcleos discoidales y subdiscoidales.

Aunque la piedra en volumen es muy escasa en esta variante, se ha podido constatar que está compuesta por guijarros utilizados sin elaboración previa, con poca explotación de la superficie de trabajo.

La Variante III sólo se identifica en el yacimiento de La Aurora. En él, la piedra tallada presenta un elevado por ciento de herramientas denticuladas, obtenidas mediante retoque inverso y herramientas en muescas; en las que se destacan las del tipo Clactoniense; que son lascas con una muesca de gran magnitud, que en el caso de La Aurora pueden alcanzar 2 cm de longitud o más, por 2 cm de profundidad en el centro del arco. Una técnica específica caracteriza esta industria y está relacionada con lascas macrolíticas; las cuales -mediante una talla concéntrica- son empleadas a su vez para la elaboración de otras lascas, que pueden ser usadas para el mismo fin o como herramientas. Tal cuestión se comprueba porque muchas de las herramientas aparecen sin bulbos de percusión o con ausencia del talón. Las lascas resultantes de este tipo de talla, con frecuencia, presentan doble bulbo o doble superficie ventral.

La industria de la concha -ausente o muy escasa en las variantes I y II- aparece muy bien representada en la Variante III, denotando un profundo dominio de la tradición tecnológica en la elaboración de herramientas y útiles de trabajo y en el aprovechamiento óptimo de las diferentes partes de la concha de grandes moluscos marinos; que fueron fuente de una profusa diversidad de herramientas, con tipos nuevos para la literatura aborigen de Cuba.

La industria de piedra en volumen alcanza también en esta variante un exhuberante desarrollo, consecuencia de un exquisito dominio de las tradiciones tecnológicas en este sentido.

De forma general, puede plantearse, que las variantes I y II del arcaico de Cabaiguán son las que caracterizan la tipología y la tecnología de casi la generalidad de los sitios asentados, con la particularidad de la Variante III; cuyos patrones de asentamiento son mucho más frecuentes para otros municipios de la provincia, específicamente los de Taguasco y Sancti-Spiritus.


REFERENCIA
(1) Felipe Pichardo Moya: Cavernas, costas y mesetas, p. 90.
(2) En Estructura para las comunidades aborígenes en Cuba (1986), José Manuel Guarch cita a los autores Mark Harrigton, Fernando Ortiz, Irving Rouse, René Herrera Fritot, Pichardo Moya, Ernesto Tabío y Estrella Rey y nuevamente a Ernesto Tabío, p. 5.
(3) Jose Manuel Guarch Delmonte: Estructura para las comunidades aborígenes en Cuba, p. 1.


Copyright: Orlando Álvarez de la Paz
Santiago F. Silva García
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia deCreative Commons.

email: aguilasdeanaga@gmail.com

tag: [arqueologia centro sur de Cuba]

Etiquetas: , ,